Cuando las tarjetas, bancos o negocios te ofrecen algo, vos sabes que te están metiendo la mano en el bolsillo, aunque todo está preparado para que parezca que ganás algo, hasta que la casualidad por una vez, se le escapa un tiro para el lado inesperado.
En una Feria del Libro, hace un par de años, me ofrecieron asociarme a la tarjeta de fidelización de Clarín, para lo que tenías que inscribirte en dos diarios por semana, bonificados por 6 meses, es decir, me llegarían los diarios de 6 meses gratis, para ello, te regalaban 6 libros publicados por ello, y una mochila. Elegí los días del suplemento tecnológico y el de cultura, que era lo único que podía interesarme de ese diario.
Luego de meditarlo, teniendo en cuenta que los descuentos con esa tarjeta era importante y bajo la creencia de que tendría descuentos en libros que es mi canilla abierta por mes, acepté.
No pasaron ni dos meses que me caí de la palmera, no había librerías que aceptaran esa tarjeta y por el contrario en las que me conocen ya tenían su propia tarjeta que ya tenía beneficios, para el resto, cines, comidas, que suelen ser en feriados, siempre eran la excepción para usar esa tarjeta, así que a los 2 meses comprendí que no tenía vida para beneficiarme con esa tarjeta, y por el contrario si eso me costaba luego dos diarios por semana, no me resultaba útil.
De manera que hablé a la tarjeta y la cancelé, no crean que es fácil, te mandan de uno a otro teléfono para justificar por qué abandonas la tarjeta, con unas horas, literales, entre llamadas, espera y conversaciones, finalmente pude dar de baja la tarjeta.
Y ahí comenzó lo extraño. Sobre la tarjeta con que hice la inscripción, me llegó el pago anual y un beneficio que me decía que si compraba algo en 6 cuotas me bonificaban e pago anual. Me pareció fácil decisión, comprar algo en vez de pagarlo a la tarjeta así que fui y me compré un bolso barato en 6 cuotas.
Cual no fue mi sorpresa que en el resumen me empezó a llegar un saldo a favor en la tarjeta.
Pensé que era un error, así que llamé a la tarjeta para avisar, soy ese extraño espécimen que no me gustan los errores de ese tipo, tengo escrúpulos, pero me explicaron que no había ningún error, el dinero provenía de la tarjeta 365, que me “devolvía” el importe de los diarios que no recibía por haber cortado con el beneficio.
Es decir, me devolvían los 4 meses de diarios que no recibiría, cuyo costo era superior al costo de las cuotas del bolso que había comprado.
Con iguales escrúpulos, llamé a la tarjeta 365 para indicar lo que me pareció un error, pero nunca pudieron deshacer el proceso.
Varias cosas pasaban, en principio en la operatoria de la 365 no existía el proceso para el caso de devolución o corte del beneficio; la razón de ello es inexplicable, pero una teoría personal es que probablemente nadie devolvía la tarjeta, le encontrarían algún beneficio que yo no.
El rehacer una operatoria por un caso, el mío, debió ser económicamente peor que pagarme a mí los meses subsiguientes y las diferentes personas a las que les expliqué el problema no lo entendían y cuando sí, no tenían cómo solucionarlo.
Este es un caso extraño en el que por una vez, el sistema te favorece aún cuando vos insistís en rectificar la cosa.
En este caso, me beneficié con un año más de tarjeta gratuita y un bolso, aún tengo la mochila que es de muy buena calidad.
Entre los libros que me llevé, recuerdo el de Federico Jeanmaire, “Más liviano que el aire”, que disfruté mucho, y otros que me debieron gustar menos pues no los recuerdo.